¿Qué es la resiliencia?
En ocasiones la vida nos plantea situaciones que superan nuestras capacidades: una enfermedad, una ruptura dolorosa, la muerte de un ser querido, el fracaso de un sueño anhelado, problemas económicos, entre otras.
Estas circunstancias nos pueden llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar. Aquí tenemos dos opciones: dejarnos vencer o sobreponernos y salir fortalecidos, apostar por la resiliencia.
¿Qué es la resiliencia?
Resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite, sobreponerse a ellas e incluso salir fortalecidos. Implica reestructurarnos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De forma que, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial. Se trata de una manera diferente y más optimista de ver el mundo, conscientes de que después de la tormenta llega la calma.
¿Cómo podemos ser más resilientes?
La resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, aunque sí puede haber una tendencia genética que puede predisponer a tener un “buen carácter”. La resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida.
Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el camino por sí solas, desarrollando las habilidades necesarias para enfrentarse a los diferentes retos de la vida. Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.
RECOMENDACIONES
A continuación, te compartimos algunas recomendaciones sobre cómo centrarte en potenciar tu propia resiliencia y por tanto aumentar tu capacidad de sobreponerte a las circunstancias difíciles.
1. Cree de manera positiva en tus habilidades. La autoestima juega un papel muy importante en afrontar el estrés y recuperarse de acontecimientos difíciles. Recuérdate habitualmente sobre cuáles son tus fortalezas y logros.
2. Encuentra un sentido y propósito a tu vida. En ocasiones el hecho de enfrentarnos a una tragedia o mal momento nos motiva a buscar y a encontrar un sentido a nuestra existencia, lo que puede tener un papel muy importante en nuestra recuperación. Esto puede incluir el involucrarse más en nuestra comunidad, cultivar nuestra espiritualidad o participar en actividades que sean significativas para uno mismo.
3. Desarrolla una amplia y sólida red social. El tener personas capaces de dar afecto y soporte alrededor de uno, actúa como un factor de protección en tiempos de crisis. Es importante el tener personas en las que uno pueda confiar, el compartir nuestros sentimientos, obtener ayuda, recibir feedback positivo y juntos encontrar posibles soluciones, es de mucho valor.
4. Di sí al cambio. Ser flexible es un parte muy importante de la resiliencia. Aprendiendo como ser más adaptables, estaremos mejor equipados a la hora de responder a una crisis vital. La gente resiliente frecuentemente utiliza estos acontecimientos como oportunidades de moverse en direcciones diferentes.
5. Cultiva de manera activa tu optimismo. Permanecer optimista durante periodos complicados puede ser difícil, pero mantener un punto de vista esperanzado es una parte sobresaliente de la resiliencia. Pensar positivo nos motiva a comprender que los obstáculos son transitorios y que uno posee las habilidades para enfrentarse a ellos (aunque no los tengamos, los podemos desarrollar).
6. Cuídate, nútrete, acompáñate. Cuando estamos estresados es fácil que no nos cuidemos tanto y dejemos de lado nuestras propias necesidades, haciendo menos ejercicio y no durmiendo lo necesario. Organízate y saca tiempo para hacer actividades que te gusten. Cuidando de tus propias necesidades, puedes darte un empujón para mejorar tu salud en general y tu resiliencia en particular y así afrontar con garantías tus retos vitales.
7. Desarrolla tus habilidades de solución de problemas. Aquellos que pueden sacar diferentes soluciones a un problema serán capaces de afrontarlo mejor que aquellos que no. Cuando te enfrentes a un nuevo reto, haz un listado de algunas de las soluciones potenciales al mismo, experimenta con diferentes estrategias y céntrate en desarrollar una vía para aquellos problemas más comunes.
8. Proponte metas. Cuando te encuentres a ti mismo abrumado por una situación determinada, céntrate en afrontar cada cosa a su momento, de lo más urgente a lo más importante. Haz una lluvia de ideas de las posibles alternativas, y diseña los pasos a seguir para conseguir estas metas.
9. Da pasos para solucionar el problema. El hecho de esperar a que pase la dificultad suele prolongar las crisis. En vez de eso, comienza a trabajar en resolver ese asunto de manera inmediata. Puede ser que no haya una solución fácil pero siempre hay alternativas posibles para hacerlo más llevadero.
La resiliencia puede llevar un tiempo para ser construida, por lo que no te desmotives si sigues teniendo situaciones que te causan problemas. En realidad, la resiliencia no es algo extraordinario que solo pocas personas poseen, puede ser aprendida por casi todos, así que sigue trabajando en construirla y poco a poco notarás la diferencia.